Preparándonos para la mutación extraterrestre
Impresionante explicación científica sobre la evolución de nuestros cerebros actuales y el desarrollo de los cerebros potenciales hasta llegar al cerebro extraterrestre. La utilización de enteógenos y psicotrópicos, y el Tantra, ayuda a vislumbrar la potencialidad de nuestros cerebros futuros.
TÚNELES DE REALIDAD E IMPRESIONES
LOS OCHO CEREBROS
I-El circuito de bio-supervivencia.
II-El circuito emocional.
III El circuito de agilidad-simbolismo
Este tercer cerebro se formó cuando los homínidos empezaron a diferenciarse de los demás primates (unos 4-5 millones de años antes de Cristo), y es activado cuando el niño, ya más mayor, empieza a manejar utensilios y a emitir/recibir señales laríngeas (unidades humanas de habla).
La impresión de esos tres circuitos determina, aproximadamente a la edad de 3 años y medio, el grado y el estilo básicos de confianza/desconfianza que colorearán la "conciencia", el grado y estilo de agresividad/sometimiento que determinarán el status del "ego", y el grado y estilo de habilidad/torpeza con que la "mente" manejará instrumentos o ideas.
En términos evolutivos, la "conciencia" o primer cerebro es básicamente invertebrada, flotando pasivamente hacia la alimentación y la protección del peligro. El "ego" o segundo cerebro es mamífero, siempre luchando por el status dentro del orden tribal del grupo. La "mente" o tercer cerebro es paleolítico, aferrado a la cultura humana y enfrentándose con la vida a través de una matriz de utensilios hechos por humanos, y de simbolismos creados por el ser humano.
El cuarto cerebro es post-homínido, específicamente característico del Homo sapiens, el hombre-mujer "domesticados".
IV-El circuito socio-sexual.
Este cuarto cerebro se formó cuando los grupos de homínidos evolucionaron a sociedades y programaron papeles sexuales específicos para sus miembros, unos 30.000 años antes de Cristo. Es activado en la pubertad, cuando las señales de ADN desencadenan la liberación glandular de productos neuroquímicos sexuales y se inicia la metamorfosis al estado adulto. Los primeros orgasmos o experiencias de acoplamiento imprimen un rol sexual característico que, nuevamente, queda fijado de forma bioquímica y permanece constante durante toda la vida, a menos que alguna forma de lavado de cerebro o reimpresión bioquímica lo altere.
Esos cuatro circuitos constituyen normalmente todas las redes del cerebro que se consigue activar. Con ello debería quedar claro por qué Leary las llama terrestres. Han evolucionado y han sido moldeadas por las condiciones gravitatorias, climáticas y energéticas determinantes de la supervivencia y la reproducción en este tipo de planeta orbitando en torno a esta variedad de estrella tipo G.
El cuarto cerebro, enfrentándose con la transmisión de la cultura tribal o étnica a través de generaciones, introduce la cuarta dimensión, el tiempo.
Puesto que cada uno de esos túneles de realidad consiste en impresiones bioquímicas o matrices en el sistema nervioso, cada uno de ellos es activado específicamente por neurotransmisores y otras sustancias.
Ninguna sustancia terrestre cambia las impresiones bioquímicas básicas. Las conductas que se desencadenan son las que quedaron grabados en el sistema nervioso durante los primeros estadios de vulnerabilidad a la impresión. El circuito II, el "ego", exhibe los juegos o condicionamientos aprendidos de los padres en la infancia. El circuito III "mente" nunca va más allá de las permutaciones y combinaciones de los túneles de realidad impresos originalmente, o de abstracciones asociadas con las impresiones a través de condicionamientos posteriores. Y así sucesivamente.
Pero todo este robotismo pavloviano-skinneriano cambia drástica y dramáticamente cuando volvemos hacia el lóbulo derecho, los circuitos futuros y las sustancias químicas extraterrestres.
Los cuatro "cerebros" de evolución futura son:
V-El circuito neurosomático.
Cuando este quinto "cerebro-corporal" es activado, se produce una conexión hedonista, una diversión extática (éxtasis), un desapego de todos los anteriores mecanismos compulsivos de los primeros cuatro circuitos. Yo conecté este circuito con las Plantas de Poder y el Tantra.
Este quinto cerebro empezó a aparecer hace unos 4.000 años en las primeras civilizaciones del ocio, y ha ido incrementándose estadísticamente en los últimos siglos. Más recientemente, Ornstein y su escuela han demostrado con electroencefalogramas que este circuito representa el primer salto del lóbulo izquierdo lineal del cerebro al lóbulo derecho analógico.
La apertura e impresión de este circuito ha sido la preocupación de los "técnicos de lo oculto"--chamanes tántricos y hatha yoguis. Mientras que el quinto túnel de realidad puede ser alcanzado mediante privación sensorial, aislamiento social, estrés fisiológico o una severa impresión, tradicionalmente ha sido reservado a la educada aristocracia de las sociedades ociosas que han resuelto los cuatro problemas terrestres de la supervivencia.
El significado extraterrestre de estar "arriba" es confirmado por los propios astronautas; el 85 % de aquellos que han experimentado la caída libre de la gravedad cero describen "experiencias místicas" o estados de éxtasis típicos del circuito neurosomático. "Ninguna foto puede mostrar lo hermosa que se ve la Tierra", se entusiasma el capitán Ed Mitchell, describiendo su Iluminación en caída libre. Suena como cualquier yogui o consumidor de marihuana exitoso. Ninguna cámara puede mostrar esta experiencia porque está dentro del sistema nervioso.
Leary cree que la caída libre, en el momento evolutivo adecuado, desencadena la mutación neurosomática. Previamente, esta mutación ha sido conseguida "artificialmente" mediante entrenamiento yóguico o chamánico o mediante el estimulante del quinto circuito, el cannabis. Practicar surf o submarinismo, esquiar y la nueva cultura sexual (masaje sensual, vibradores, artes tántricas importadas, etc.) han evolucionado al mismo tiempo como parte de la conquista hedonista de la gravedad. El estado de estar conectado es siempre descrito como "flotar" o, en la metáfora zen, "un pie por encima del suelo".
VI-El circuito neuroeléctrico.
El sexto cerebro consiste en el sistema nervioso siendo consciente de si mismo, independientemente de los mapas de realidad impresos de modo gravitacional (circuitos I-IV), e incluso independientemente del éxtasis corporal (circuito V). El conde Korzybski, el semántico, llamaba a este estado "la conciencia de abstraer". El doctor John Lilly lo llama "metaprogramación", es decir, conciencia de programar la propia programación. Esta conteligencia (conciencia-inteligencia) einsteiniana, relativista, reconoce por ejemplo, que los mapas de realidad euclidiano, newtoniano y aristotélico son simplemente tres entre miles de millones de programas posibles o modelos que experimentar. Yo conecté este circuito con el peyote, la LSD y los metaprogramas "mágickos" de Crowley.
Las características del circuito neuroeléctrico son alta velocidad, elección múltiple, relatividad y la fisión-fusión de todas las percepciones en universos paralelos de ciencia ficción de posibilidades alternativas.
Los políticos mamíferos que controlan la lucha por el poder entre la humanidad terrestre son aquí transcendidos, es decir, son vistos como estáticos, artificiales o una elaborada farsa. Uno no es tampoco coercitivamente manipulado dentro de la realidad territorial de otro ni obligado a luchar contra ella con un juego recíproco emocional (el habitual melodrama). Uno simplemente elige, conscientemente, si compartir o no el modelo de realidad del otro.
Las tácticas para abrir e imprimir el sexto circuito son descritas y raramente experimentadas en el raja yoga avanzado, y en los manuales herméticos (codificados) de los alquimistas e Iluminados medievales y renacentistas.
Ningún producto químico especifico para el sexto circuito está aún disponible, pero las sustancias psicodélicas fuertes como la mescalina (extraída del "cacto sagrado", peyotl) y la psilocibina (del "hongo mágico" mexicano, teonanacatl) abren el sistema nervioso a series entremezclada de canales del circuito V y del circuito VI. La Ayahuasca abre otros canales de circuitos superiores. Esto es lo que se denomina apropiadamente "viajar", distinguiéndolo del directo "conectarse" o "estar arriba" del circuito quinto.
Cuando los seres humanos hayan trepado fuera de su pozo atmosférico-gravitatorio de vida planetaria, la acelerada conteligencia del sexto circuito hará posible las comunicaciones de alta energía con las "Inteligencias Superiores", es decir, con nosotros-en-el futuro y otras razas post-terrestres.
Una vez nos damos cuenta de que las experiencias neurales intensificadas son realmente extraterrestres, resulta encantadoramente simple y obvio afirmar que estar "arriba" y "lanzado" son adecuadas metáforas. El éxtasis neurosomático del circuito V es una preparación para el próximo paso en nuestra evolución, la migración fuera del planeta. El circuito VI es la preparación para el paso siguiente, la comunicación interespecies con entidades avanzadas que posean túneles de realidad electrónicos (post-verbales).
El circuito VI es el "traductor universal" imaginado a menudo por los escritores de ciencia-ficción, incorporado ya en el interior de nuestros cerebros por la cinta grabada del ADN. Igual que los circuitos de la futura mariposa están ya incorporados en la oruga.
VII-El circuito neurogenético.
El séptimo cerebro entra en acción cuando el sistema nervioso empieza a recibir señales desde el interior de la neurona individual, por medio del diálogo ADN-ARN. Los primeros en conseguir esta mutación hablaron de "recuerdos de vidas pasadas", "reencarnación", "inmortalidad", etc.
Los "registros akásicos" de la Teosofía, el "inconsciente colectivo" de Jung y el "inconsciente filogenético" de Grof y Ring, son tres metáforas modernas de este circuito. Las visiones de la evolución pasada y futura descritas por aquellos que han tenido experiencias "fuera del cuerpo" durante episodios cercanos-a-la-muerte describen también el túnel de realidad del transtemporal circuito VII.
El neurotransmisor específico para el circuito VII es, por supuesto, la LSD y la Ayahuasca. (El peyote y la psilocibina producen también algunas experiencias correspondientes al circuito VII. )
El circuito VII está más oportunamente considerado, en términos de la ciencia de 1977, como el archivo genético, activado por proteínas antihistonas. La memoria del ADN girando en espiral hacia atrás hasta el amanecer de la vida. Una sensación de inevitabilidad e inmortalidad y simbiosis entre las especies acude a todos los mutantes del circuito VII; ahora podemos ver que esto es, también, una anticipación evolutiva, puesto que nos hallamos ahora mismo en el umbral de una longevidad prolongada que conduce a la inmortalidad.
El papel exacto de los circuitos del lóbulo derecho y la razón de su activación en la revolución cultural de los 60 resulta ahora claro. Como escribe el sociólogo F. M. Esfandiary en Upwingers, "Hoy, cuando hablamos de inmortalidad y de llegar a otros mundos, ya no lo decimos en un sentido teológico o metafísico. La gente está viajando ahora a otros mundos. La gente está esforzándose ahora hacia la inmortalidad. La trascendencia ya no es un concepto metafísico. Ha llegado a ser una realidad."
La función evolutiva del séptimo circuito y de su evolutivo túnel de realidad, que abarca eones, es prepararnos para la inmortalidad consciente y la simbiosis entre especies.
VIII-El circuito neuroatómico.
Sujeten sus sombreros e inspiren profundamente-- esto es lo más lejos que se ha aventurado hasta ahora la inteligencia humana:
La conciencia precede probablemente a la unidad biológica o al registro en espiral del ADN. "Experiencias fuera del cuerpo", "proyección astral", contacto con "entidades" extrañas (extraterrestres) o con una supermente galáctica, etc., como las que yo he experimentado, han sido todas descritas desde hace miles de años, no solamente por el ignorante, el supersticioso, el crédulo, sino a menudo por las mejores mentes entre nosotros (Sócrates, Giordano Bruno, Edison, Buckminster Fuller, etc.). Los parapsicólogos son informados diariamente de tales experiencias, y han sido experimentadas por científicos tales como el doctor John Lilly o por Carlos Castaneda. El doctor Kenneth Ring ha atribuido tales fenómenos a lo que él llama, muy apropiadamente, "el inconsciente extraterrestre".
Cuando el sistema nervioso es conectado a su circuito de nivel cuántico, el espacio-tiempo es eliminado. La barrera einsteiniana de la velocidad de la luz es transcendida; en la metáfora del doctor Sarfatti, escapamos del "chovinismo electromagnético. La conteligencia dentro de la cabina de proyección cuántica es el "cerebro" cósmico entero, tal y como la hélice micro-miniaturizada del ADN es el cerebro local guiando la evolución planetaria. Como dijo Lao-tse desde su propia perspectiva del circuito VIII, "Lo más grande está dentro de lo más pequeño."
El circuito VIII se activa mediante la ketamina, un producto neuro-químico investigado por el doctor John Lilly, que es administrado también (según un rumor muy extendido, pero no confirmado) a los astronautas para prepararles para el espacio. Altas dosis de LSD o de Ayahuasca producen también alguna conciencia cuántica del circuito VIII.
Es por consiguiente posible que las misteriosas "entidades" (ángeles y extraterrestres) monótonamente referidas por los visionarios del circuito VIII sean miembros de razas evolucionadas ya hasta dicho nivel. Pero es también posible, como sugieren Leary y más recientemente Sarfatti, que Ellos/as sean nosotros-mismos-en-el-futuro.
Los circuitos terrestres del lóbulo izquierdo contienen las lecciones aprendidas de nuestro pasado (y presente) evolutivo. Los circuitos extraterrestres del lóbulo derecho son el anteproyecto evolutivo de nuestro futuro.
Sin respaldar totalmente el misticismo tecnológico de Charles Fort ("La máquina de vapor llegará cuando venga el tiempo de la máquina de vapor"), es obvio que el metaprograma del ADN para la evolución planetaria es mucho más sagaz que cualquiera de nuestros sistemas nerviosos individuales--que son en cierto sentido grandes robots o sensores del ADN. Los pulps de ciencia ficción; las crudezas de Buck Rogers; la sofisticada ciencia ficción de brillantes escritores como Stapledon, Clarke, Heinlein; el 2001 de Kubrick--todo ello son señales cada vez más claras del ADN transmitidas a través del intuitivo lóbulo derecho de sensitivos artistas, preparándonos para la mutación extraterrestre.
En pocas palabras, los distintos niveles de conciencia y circuitos que hemos estado discutiendo, e ilustrando, constituyen todos ellos impresiones bioquímicas en la evolución del sistema nervioso. Cada impresión crea un túnel de realidad mayor. En la metáfora sufí, el burro en el cual cabalgamos se convierte en un burro diferente tras cada impresión. El metaprogramador aprende constantemente más, y es cada vez más capaz de ser consciente de sí mismo, de su modo de operar. Así, estamos evolucionando hacia la inteligencia- estudiando-la-inteligencia" (el sistema nervioso estudiando el sistema nervioso) y somos más y más capaces de acelerar nuestra propia evolución."
(Teoría neurológica de Timothy Leary)
narom.org
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