Se trata de un cambio de paradigma que implica que nada se perderá en el sentido de los apocalípticos que prometen un Fin del Mundo a plazos, es un cambio interno, en la conciencia de cada ser humano que propone una ascensión sobre lo que hasta hoy conocemos como el Sistema.
Pasamos de un estado donde todo estaba hecho y nada podía ser alterado (política, religión, educación, etc), a otro donde la realidad puede ser modificada según el grado de sabiduría que cada quien alcance, entendiendo “sabiduría” no como conjunto de conocimientos sino como elección interna de bienestar o malestar que se proyecta en la realidad.
Para decirlo más claramente, la realidad no es más que un holograma del cual tú decides si te hace feliz o te afecta. Según enfoques tu conciencia en emociones y pensamientos, por ley de correspondencia, las experiencias que el mundo exterior te brinde serán buenas o malas.
Asistimos al mayor cambio que el Planeta haya experimentado en milenios, un salto cuántico donde las frecuencias de energía ya están actuando para adecuar hasta el ADN a las nuevas vibraciones que están llegando a nosotros.
La Tierra lo sabe y está latiendo más rápido y eso impacta en nuestra vida diaria que parece más acelerada.
En suma, los cambios físicos y emocionales que estás observando no tienen raíz patológica sino por el contrario, significan que estás entre los que están avanzando hacia el nuevo estadio que le sigue a la Humanidad.
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