A través de las distintas épocas se han registrado relatos y escritos sobre la existencia de una red intrincada de túneles que recorren el planeta, desarrollados por desconocidos seres inteligentes.
Muchos investigadores serios dirigen y mantienen sus hipótesis en este sentido. Se ha manifestado la posibilidad de que inteligencias extraterrestres hayan establecido en diferentes puntos subterráneos y subacuáticos del planeta sus centros de operaciones desde hace miles de años.
Ya desde tiempos lejanos se habla de importantes ciudades intraterrenas como la hiperbórea tierra situada cerca del polo norte, de Aghartha, de Shamballa, situada en las inmediaciones del desierto de Gobi en Mongolia, del Paititi ciudad de los guerreros del arco iris, en la Amazonía para mencionar algunos de los principales centros de actividad del gobierno interno del planeta, los cuales son interconectados por dichos túneles. En América nuestros aborígenes desde el norte hasta el sur del continente, incluyen en sus numerosas tradiciones narrativas numerosas alusiones y hasta descripciones de contacto con esos supraseres.
En Estados Unidos por ejemplo en el extremo norte de Arizona, separado por la costa pacífica por el estado de california, se encuentra el monte Shasta. Los indios hopi cuentan que en el interior de dicho volcán nevado se halla una milenaria ciudad que alberga a los sobrevivientes de la catástrofe que hiciera desaparecer el continente de la Lemuria, otrora ubicado en el océano pacífico, tratándose de una antiquísima raza de hombres negros que dominaba el secreto del vuelo y dotados de poderes superiores.
La tradición oral de otros pueblos como los sioux y apaches confirma la tradición de los Hopi en ese sentido.
Por otra parte se menciona al doctor Doreal como el único testigo de su ubicación cuando en 1931 visito dicha ciudad, la cual le recordó por su arquitectura las construcciones mayas y aztecas. Cabe señalar que el término Shasta utilizado por los aborígenes en un vocablo sánscrito significa venerable y juez.
En tierra de Quetzaltcoalt, en México, se tiene la creencia de que bajo la pirámide del sol en Theotihuacan, se esconde una ciudad donde se halla el dios blanco. Oculta en la espesura de la selva en el extremo norte de la península de Yucatán, se encuentra una gran ciudad llamada por los autóctonos Dzibilchaltun, término que resulta desconocido en el dialecto maya local, que cuenta con más de 400 edificaciones abandonadas, según la constatación de una expedición ejecutada en 1956, por la universidad de nueva Orleans, en asocio con la National Geographic Society y el instituto nacional de antropología de México. Allí recogieron una leyenda indígena que afirma que en el fonda de la laguna aledaña, llamada Xalcah (ciudad vieja) se encuentra una parte de la ciudad que se alzaba arriba, en la jungla hundida por los efectos de una gran explosión, al explorar la laguna se encontraron los restos de unas columnas labradas y otras construcciones. En Jalisco a 120 km del cabo corrientes, encontramos la leyenda indígena de un templo subterráneo, en el que era venerado el “emperador del universo”.
En el estado de Chiapas junto a la frontera con Guatemala, viven unos indígenas de tez blanca llamados los lacandones, quienes de sus antepasados recibieron el conocimiento sobre una extensa red de túneles, que surcan su territorio en donde se hayan unas laminas de oro con la historia escrita de los pueblos antiguos, del mundo, planchas de oro que guardan estrecha relación con las que se esconden muy lejos de allí, en los túneles de los Tayos en Ecuador.
La cueva de los tayos en ecuador está ubicada en las cuerdas septentrionales de la cordillera del cóndor, a la orilla derecha del río Coangos. La entrada mas conocida se encuentra en los 78° 13” de longitud oeste y los 3° 05” de latitud sur, a una altura de 800 m sobre el nivel del mar. La cueva recibe ese nombre porque es la morada de una gran cantidad de pájaros nocturnos llamados tayos o guacharos. La noticia mas antigua procede del general ecuatoriano Víctor Proano, asentada en un informe remitido en 1860 al presidente García Moreno. En 1967 Juan Morisc, nacido en Hungría y nacionalizado argentino, descendió a la cueva en varias ocasiones permaneciendo en su interior por varios días. Dentro observó objetos de piedra y de distintos colores en metal así como láminas de metal grabadas. El 21 de julio de ese año Morisc se presentó en la cuarta notaría del Cantón de Guayaquil, con el propósito de dar fe de su hallazgo en los registros públicos, en la escritura afirmaba haber encontrado una biblioteca antiquísima en planchas de metal. En julio de 1976 arribaron a la cueva expediciones británico ecuatorianas, contando con la participación según los informes de figuras de renombre como Neil Amstrong. Hasta la fecha se desconoce el resultado de tales expediciones. En realidad la cueva está constituida por un conjunto de galerías y cámaras subterráneas de varias dimensiones y formas comunicadas entre sí, que tienen hasta 300 m de alto por 50 de ancho, así como angostos y sinuosos pasadizos, de un metro de altura, aberturas varias, riachuelos y cascadas.
En Costa Rica internada en las montañas de la cordillera volcánica central a 30 km de San José la capital, se encuentra un túnel que lleva hasta el templo de la luna, lugar custodiado por una familia que afirma haber recibido instrucciones precisas acerca de su ubicación y quienes han ido excavando paulatinamente en sus profundidades. Allí fueron encontradas algunas piezas finamente labradas, así como una inscripción en una de las paredes de la galería cuyos caracteres son muy similares a los utilizados por los primitivos asirios, hace unos 4500 años aproximadamente, según las manifestaciones del filólogo y profesor de lenguas muertas Jesus Conte Oliverosa y Juan Jose Benitez connotado investigador de fenómenos paranormales y exobiológicos. Inscripción que podría traducirse como “alerta catástrofe inminente”.
En Ecuador también encontramos la boca del sistema montañoso conocido por sus guardianes, los indios Jibaros, cuyo comienzo es la cueva mencionada al principio, loa de los tayos. Dicen los conocimientos de los Jibaros que el ya mencionado Morisc tuvo contacto en su expedición con una comuna de cinco seres de aproximadamente 1.4 metros de altura, vestidos con capas de textura metálica, que les llegaban hasta los pies con ojos oscuros y rasgados, con una banda en el pelo y una esmeralda en la parte delantera, quienes le dirigieron algunas palabras acerca del exilio voluntario en el que viven desde hace muchísimo tiempo debido a las circunstancias nefastas provocada por la codicia y soberbia de los hombres. Aparentemente, se trato de un encuentro con miembros del gobierno interno positivo del planeta, se del Paititi según se ha inferido.
Desde los tiempos inmemoriales se ha hablado y escrito a partir de la colonia, acerca del Paititi, la legendaria ciudad mítica de los incas, donde aparentemente se retiraron a partir de la invasión española, y situada en un lugar desconocido en la selva virgen de los Andes Amazónicos. Por otra parte a unos 80 km de la ciudad de Bogotá Colombia, junto a la laguna de Guatavita, que evoca la leyenda de El Dorado, cuya profundidad aun no ha podido determinarse con los medios mas avanzados, se han encontrados túneles subterráneos que bajan a profundidades insospechadas. En este punto en nuestro relato sobre las pruebas recogidas, cabe afirmar que en América existe una vía subterránea, cuya longitud se deduce hasta en mas de 4000 km que se dirige desde México hasta el Perú, al sur de lima, al Cuzco, a Tiahuanaco y hacia el desierto de atacama en el sur de Chile. Antiguas tradiciones suramericanas le dan el nombre de camino de los incas. Una rama de este túnel iría hacia el este por debajo del Brasil sumergiéndose por el fondo del océano atlántico y que muy posiblemente pudo unir a Suramérica con la Atlántida y Africa.
Otra rama parece dirigirse hacia el sur por el subsuelo peruano por debajo del Cuzco, el lago Titicaca en la frontera con Bolivia y finalmente hasta alcanzar Africa por el extremo norte de chile. De acuerdo con las informaciones recopiladas por el periodista Karl Brugger, en la cuenca alta del Amazonas estarían situadas ciertas ciudades, ocultas en la espesura erigidas por seres extraterrestres en épocas remotas, las cuales conectarían con un sistema de 13 ciudades ocultas en el interior de la cordillera de los andes. El esquema de la existencia de túneles semejantes a los referidos se repite en todo el planeta. De ellos tenemos referencias en Hawai, donde al parecer unen a las diversas islas del archipiélago. En Oceanía. En Asia, en Mongolia, en Sinkiang, el Turkestan chino, y Turfan, hay una red de túneles que conducen a Agharta. Así también existen túneles en Europa, en Suecia en la antigua Checoslovakia, en las islas boreales y en Malta.
En Africa, en Marruecos, se han explorado 50 m de una enorme galería que une a este país con la península ibérica. En Egipto se dice que en el interior de una de las Pirámides de Giza esta una de las entradas al mundo interior y que este túnel conduce también al Tíbet. Se cree que 80000 años antes de la era cristiana, entidades extraterrestres ya tenían bases subterráneas y submarinas en nuestro planeta, en las cuales se dice hoy que aparecen objetos voladores no identificados (ovnis). De todo lo anterior podemos inferir que nuestro planeta se encuentra circundado desde tiempos inmemoriales por una vasta red de túneles subterráneos y submarinos, de la cual se desprenden otras secundarias.
parcialmente extraido de:
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